Una ciudad se puede definir como un fenómeno complejo, que es determinado por todas las características del contexto que lo rodean y que envuelve. Este envolvente (lo construido, lo urbano), además de ser consecuencia de las características del medio físico natural en el que se encuentra, las variables que en verdad pulen su esencia y definen su estructura interna son: la historia de la sociedad que la habita, que a su vez es resultado de procesos económicos, políticos, culturales, sociales y tecnológicos. En otras palabras, la naturaleza de una ciudad esta necesariamente ligada a la naturaleza de sus habitantes.
Asi vemos que la ciudad y la arquitectura sintetizan la concepción estética y el patrón cultural de los sectores sociales hegemónicos del momento... entonces, la pregunta obligada ¿en México, cuáles son estos sectores sociales hegemónicos y cómo se reflejan al momento de estar haciendo Ciudad?
Últimamente se ha acuñado el término "Narco-Barroco" para referirse a ciertos estereotipos que se han fortalecido a lo largo y ancho del pais. Este término se puede aplicar en dos casos:
1) Para describir la casa del nuevo-rico que carece de argumentos estéticos, pero a quien le abundan los caprichos y las ganas inmensas por presumir inocentemente un par de columnas dóricas, las cuales estan frente a una replica miniatura del monumento a Luis XII que enmarcan soberbiamente el acceso a su "residencia" en Tlalnepantla Centro o en Bosque Real.
2) Para señalar "humildemente" el alto acervo cultural que poseen tanto mandatarios y funcionarios públicos, como los jefes de los ya proliferantes cárteles en nuestro territorio, y lo quieren reflejar orgullosamente en su glamoroso estilo de vida (en este segundo caso, el uso de columnas dóricas y replicas a monumentos es repetitivo).
Lo cierto es que, para mal, en nuestra realidad como mexicanos y el momento que estamos viviendo, la mayoría (ojo. MAYORIA, ellos saben quienes son) de las personas que tienen el poder adquisitivo para contratar a un Arquitecto, son personas que caben en el caso "2".
Ahora, qué hacer cuando estamos ante el dilema de aceptar el proyecto para un cliente que no tiene el respeto ni el interés en que se cumplan ciertos parametros estéticos que le den un valor agregado al desarrollo en cuestión? El cuestionamiento MORAL y ÉTICO PROFESIONAL se pondrán a prueba, y se enfrentarán a la permanente incertidumbre de la eterna inestabilidad económica que nos sumerge... una postura dificil, sobre todo en un pais donde el mercado de clientes potenciales representa sólo el 1% de la población.
Narco-Barroco, chiste político o sentencia estética?... creo que la diferencia se marca hasta donde nosotros como Arquitectos lo permitamos, o el enfoque crítico y analítico con el cual lo estudiemos.